EAST COAST, Tas

En la costa Este visitamos dos parques, primero Bay of Fires, bastante al norte y casi pegando a Mount William, y después Freycinet National Park que queda mas o menos hacia la mitad del la costa.

El primero es espectacular, tanto la propia Bay of Fires como Binalong Bay.
La Bahía de Fuegos es una linea de costa compuesta por una larguisima playa perfecta y un montón de pequeñas calas escondidas, la mayoría de acceso publico.
Cada una de las calas tiene su propia zona de aparcamiento, unas cuantas mesas y en muchos casos baños publicos perfectamente cuidados. Unos cuantos campistas aprovechan estas zonas de picnic para pasar la noche y alguno parece incluso llevar bastante mas tiempo.
La larga playa esta separada de la carretera por una franja de hierbas sobre una pequeña duna, al cruzarla aparece el agua que sin estar demasiado revuelta, esta cubierta por multitud de olas que continuamente llegan a la orilla.
Binalong Bay es un pueblo en el extremo sur de la bahía. No tiene ningún comercio a primera vista, ni bares, ni restaurantes, ni siquiera una tienda, lo que si tiene es unas cuantas calas impresionantes que parecen mas propias de Fidji que de la dura costa Tasmana. Grandes piedras de formas redondeadas y con enormes vetas de color naranja surgen en la orilla de un agua color turquesa, cerrando una playa de arena blanca.




Freycinet National Park es también un parque principalmente compuesto de playas y bahías con algo de monte rodeándolas. Dentro del parque esta Wineglass Bay, considerada como la playa mas bonita de Tasmania y seguramente de Australia. El acceso es complicado ya que solo se puede llegar a pie o en barco, el camino a pie es a través de una montaña, y aunque no es largo es bastante duro por su inclinación. Se tarda aproximadamente una hora en subir hasta el mirador, y otra media hora en bajar hasta la propia playa. Desde el mirador se entiende porque la gente queda cautivada por esta playa. La arena blanca crea medio circulo perfecto alrededor del agua azul, dando la forma de copa de vino con la que bautizaron la bahía. Es bonita, pero para mi ni de lejos al nivel de las que hemos visto en el norte.
Un poco desilusionados por la simpleza de lo visto, visitamos otra zona del parque en la que un paseo que rodea a un faro permite ver los acantilados que caen contra el océano. Esta vista la disfrutamos bastante mas, aunque solo sea por la emoción de caminar por una pasarela de madera suspendida en el vació. Ademas como punto extra, sobre el suelo de esta pasarela han sujetado una serie de placas de metal que reflejan las medidas de los diferentes tipos de ballena, un detalle sencillo pero de buen gusto.
Y visitando este parque nos despedimos de Tasmania, ha sido una semana muy aprovechada que nos ha sabido a poco. Ahora toca Nueva Zelanda, y nos vamos seguros de que en todo caso Tasmania será la hermana pequeña, nunca la hermana pobre.

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