UN CHICO PUEDE SOÑAR



Todos estamos de acuerdo en que viajar es algo maravilloso.
En lo que también coincidiremos casi todos es en que no es algo sencillo y en que puede llegar a ser algo bastante estresante.

Siento optimistas los agobios pueden surgir con la elección del destino, la época o sobre si habrá plazas disponibles.
En mi caso la cosa se complica por varios factores, el primero de ellos es mi estilo de viaje y el segundo mi entorno laboral.

Para algunos el viaje empieza con una visita a una agencia, curiosear ofertas y preguntar a algún amigo sobre sitios interesantes para visitar.
En mi caso empieza como si fuera un sueño, un sueño que con mucho trabajo consigues llevar a cabo, o no.

La elección de un destino surge a veces de una noticia, otras de un libro o quizás de un paisaje visto en una película o serie. Cuando te decides, pones los mecanismos a funcionar intentando hacer encajar piezas que hagan ese sueño realidad.

Lo primero es elegir la época para visitar ese lugar, he hablado del timing en otras ocasiones pero insisto en que es muy importante. La época y en especial el clima pueden convertir un paraíso en un infierno.

Decidido cuando visitar ese destino soñado me toca intentar cuadrar el trabajo de manera que todo siga en marcha mientras estoy fuera sin demasiados trastornos para los que me rodean. Hace ya mucho tiempo que acepté que no hay un momento perfecto, así que ahora me limito a intentar minimizar los daños y asumir que a la vuelta me tocara arreglar los posibles desaguisados.

Todo está encaminado pero toca el periodo de mayor estrés: LA BÚSQUEDA DE VUELO.



Lo mas habitual es que salga de casa solo con el vuelo de ida y vuelta cogido; una vez incluso fue solo el de ida y no sabéis lo maravillosa que fue la sensación.

A lo que vamos, mi relación con las compañías de vuelo roza el histerismo y la paranoia. Esta claro que las tarifas aéreas cambian mas que la bolsa, pero es que en ocasiones estos cambios suponen la diferencia entre que hagas un viaje chollo o que el billete se coma la mitad de tu presupuesto. Mi sentimiento de paranoia empieza cuando tras mirar un vuelo demasiadas veces, el precio empieza a subir en cada consulta.  Saben que me interesa y lo suben. Vuelvo a mirar y lo vuelven a subir. ELLOS son el enemigo, ellos, los señores que me boicotean desde las paginas de las compañías aéreas. 

La única manera que he encontrado por ahora de esquivar esta escalada armamentística es: Cuando veas un buen precio que te puede interesar, resérvalo a través de la pagina de Viajes El Corte Ingles y selecciona "pasar a recoger por oficina". Te bloquean el pasaje por un coste cero y si tras 24 horas no pasas se anula automáticamente. La única pega es que si lo coges te cargaran 21€, pero esto te garantiza un tiempo durante el que el precio no se moverá y te permitirá mirar un poco otras opciones y tomar una decisión.

Una vez que tienes el billete empieza el viaje. No cuando montas en el avión, no. Empieza cuando ya has comprado el billete y el sueño es ya realidad. 

En ese momento toca empezar a informarse rebuscando en las guías que se amontonan en las baldas, sacar del desván los cientos de revistas de viajes buscando esas cuatro paginas que hablan sobre el sitio que pronto vas a conocer o abrir ese básico que es The Worldwide Guide to Movie Locations y que te llevará hasta el parquecito de Closer en el centro de Londres o hasta la extraña montaña llamada The Devil´s Tower perdida al oeste de Wyoming donde se produce el desenlace de Close Encounters of the Third Kind.


 






También es el momento de visitar las webs o blogs buscando pistas y recomendaciones, e incluso solicitar folletos para que te envíen por correo ordinario. Cada vez es menos habitual que lo hagan por su coste y en cambio te dan la opción de descargar, pero pocas cosas son mas geniales que ver asomando en tu buzón un sobre gigante con sellos de otro país y tu nombre escrito.

Y después toca horas y horas de ordenar la información, tomar apuntes, leerlos, mirar mapas y hacer planes que luego no cumplirás. Y en algún instante, cuando te despistas, vuelves a soñar. Y sueñas con el viaje que harás después.