PASEANDO POR LA COSTA DE TEXAS


Si a algo juega Texas es a sorprender. Cuando pensábamos en Texas, lo primero que nos venia a la cabeza era futbol americano, cowboys, petróleo y desiertos.

Y sin embargo uno de sus mayores atractivos es la larguísima franja de costa que comparte con el Golfo de Mexico. Más de 700 kilometros de playas y parques naturales salpicadas por algunas ciudades y pueblos que durante los meses de verano y el Spring Break, reciben cientos de miles de visitantes.



La puerta de entrada natural a toda esta zona es Galveston, una ciudad de tamaño medio famosa por sus playas, su Boardwalk y por Moody Gardens.

A pesar de gozar de un ambiente despreocupado similar a todas las ciudades que en diferentes estados de los USA rodean El Golfo de Mexico, Galveston en su conjunto no es una visita que se pueda definir como imprescindible. Sus atractivos no compensan el aire artificial y un poco prefabricado de este pueblo-ciudad.

Sin ir más lejos, al borde de su larguísima playa se asoman demasiados reclamos turísticos en forma de franquicias y chiringuitos, destruyendo todo su encanto.
El muy publicitado Boardwalk esta bien, pero el que haya que pagar aunque no vayas a montar en las atracciones le resta muchos puntos.


En el Downton hay multitud de señoriales mansiones muy interesantes y existe un tour de esculturas con el que se visitan muchas de estas preciosas casas.



También se puede visitar Moody Gardens, una especie de parque temático con tres enormes pirámides donde en cada una de ellas encontraras un atractivo distinto: zoo, aquarium...

Llevamos el suficiente tiempo viajando a EEUU como para saber que son los reyes de la publicidad. Son capaces de vender una tontería como si fuera la octava maravilla mundial y de hacer un evento de cualquier cosa envolviendo algo insignificante de manera que parezca una visita imprescindible. Y da igual que sea un museo, un fenómeno natural o una colección de chatarra.

Sin embargo, una vez más, picamos. Habíamos leído que en Moody Gardens se celebraba el “Festival of Lights”, uno de los mayores espectáculos para todas las edades de luces de navidad ¡¡con mas de un millón de luces!!
Cuando llegamos y vimos las familias con niños MUY pequeños en la cola debimos haber imaginado que se trataba de algo MUY, MUY infantil, pero ya estábamos allí, así que entramos.
Esta claro que el que hiciera un frío mortal no ayudó, tampoco el que el recorrido fuera al borde un lago donde el viento se colaba hasta los huesos, pero es que el espectáculo era bastante ridiculo, con bombillas fundidas, imágenes en algunos casos irreconocibles y una infernal música navideña distorsionada taladrándonos los oídos. Y de la proyección en 4D que venia con la entrada y de la que solo funcionaba el 2D, mejor no hablar... ¡¡un despropósito!!




Tras el empacho que supuso tanta lucecita decidimos conducir hacia el sur bordeando la costa y aunque como es habitual en muchas zonas de los EEUU, la franja de tierra contigua al agua estaba ocupada por casas y mas casas, al ser todas individuales, agua y playas eran visibles entre las construcciones. Como atractivo añadido, en zonas concretas y a una velocidad muy reducida esta permitido conducir por sus kilométricas playas, disfrutando de una visión del paisaje incomparable.



Otro de los atractivos de la zona es la gran presencia de aves. Aunque no seas un gran amante de la ornitología, es estupendo ir paseando por la orilla del mar y ver a las aves corretear jugando con el ir y venir de las olas.
O asomarse a alguna de las muchas marismas y ver cientos de aves acuáticas pescando o simplemente descansando, mientras se dejan llevar por la corriente.



Afortunadamente, no todos los pueblos y ciudades de la costa de Texas son Galveston y si vamos hacia el sur encontraremos lugares tan encantadores como Port Aransas y Mustang Island.
Este pequeño pueblo al norte de Corpus tiene todo lo necesario como para convertirse en un punto de referencia para visitar la zona.



Tiene una gran oferta de restaurantes especializados en pescado de ambiente local, pero también otros tipos de establecimientos, como heladerías de lo más vistosas.



Son muy recomendables sus estupendas playas y su espigón desde el que se pueden ver delfines jugando y pájaros volando y pescando a pocos metros.



Su ambiente tropical con estrechas calles sin casi circulación, lo hacen ideal para pasear y para charlar con los lugareños.
Aunque si por algo recordare para siempre Port Aransas, es por la mas extraña conversación que he mantenido en mi vida. Un pescador no perdió la oportunidad de entretenerse un rato charlando con nosotros al vernos pasar con la cámara de fotos. La conversación empezó como casi siempre preguntándonos sobre nuestra procedencia, sobre porque habíamos elegido Texas y sobre nuestra profesión. Pero en algún momento derivo hacia Europa, la economía, los diferentes tipos de construcción según el continente y sobre el documental que había visto acerca de Israel en televisión. Y todo esto acompañado de desvaríos que tuvimos que escuchar mientras su vecino de pesca se partía de la risa a a sus espaldas y nosotros intentábamos mantener el gesto serio.


A pesar de las lucecitas y de los pescadores locos, creo que dar un paseo por las costa de Texas es un plan recomendable: sus playas, sus pequeños pueblos y sus restaurantes compensan de sobra sus inconvenientes y hacen que visitar esta franja de tierra merezca de verdad la pena.

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