Hubo una época en la que empece a preocuparme. Al poco tiempo de volver a casa de algún viaje veíamos en las noticias que algún desastre natural había arrasado la zona:
Visitamos Japon cinco meses antes del Tsunami que provoco el desastre de Fukushima y Australia seis meses antes de las inundaciones que arrasaron parte del país.
Lo de Christchurch en Nueva Zelanda fue doble gafe: un terremoto lo dañó apenas una semana después de nuestra visita y cinco meses después otro prácticamente la destruyó.
El Huracan Katrina tardo un poco mas en hacer acto de presencia después de nuestro viaje, fueron nueve meses hasta que destrozo Louisiana y la costa del Golfo que habíamos visitado poco antes.
Esta claro que cuando viajas a ciertas partes del mundo sabes donde te metes. Hay zonas que por su localización geográfica tienes muchas posibilidades de encontrarte con las fuerzas de la naturaleza frente a frente si las visitas.
Algunas solo suelen verse afectadas en determinadas épocas pero en otras no hay calendario que valga, así que toca cruzar los dedos para que no se pongan de acuerdo en visitar el destino al mismo tiempo que tu.
Hoy toca hablar de un después y dos durantes.
Empecemos con
el después.
Como he mencionado antes visitamos Florida en el mes de Octubre de 2004, dos semanas tras el paso del huracán Iván de Categoria 5 irrumpiera por la costa de Florida y Alabama provocando tornados con vientos de 230 km/h.
Cuando llegamos ya había pasado todo y sin embargo notamos sus consecuencias desde el minuto uno.
Siempre cuento que los USA es el destino ideal para viajar sin hoja de ruta por las facilidades que hay a la hora encontrar donde comer, donde dormir o incluso para alquilar vehículos con los que moverte.
Aquí no fue así, casi ninguna empresa tenia coches. Los precios estaban por las nubes y las pocas que tenían alguno, los alquilaban con la misma tarifa ya que sabían que los iban a sacar sin problemas.
Cuando nos decidimos por una empresa nos ofrecieron un
estupendo SUV o un descapotable. Mirando el Mitsubishi Eclipse los ojos me hacían chiribitas. Lamentablemente no nos cabía en el maletero ni siquiera una de las maletas con lo que tuvimos que dejar pasar la ocasión y alquilar el todo terreno que visto como fueron después las cosas tampoco nos vino mal.
Al principio todo fue bien, apenas veíamos rastros de lo que había pasado poco antes pero una vez que empezamos a subir por la costa de Tampa nos topamos con las primeras pistas.
Cada vez costaba mas encontrar sitio en los Moteles para dormir. Todos estaban llenos de trabajadores provenientes de otras partes del país o incluso del extranjero para reconstruir las zonas dañadas. Al llegar a
Navarre Beach fue cuando vimos el desastre. Todas las fotos corresponden a este pueblo costero.
Pueblos enteros arrasados, carreteras destruidas. La diferencia entre las construcciones de madera y las de hormigón básicamente era que de unas solo quedaba el solar y de las otras, los cimientos.
Gente sacando sus pertenencias de edificios derruidos y negocios cerrados con carteles que rompían el corazón.
Recuerdo uno que decía algo así como: "Vinimos a Florida hace veinte años, estamos felices de haberles atendido durante este tiempo, lamentablemente no somos capaces de recuperarnos de esto y no volveremos a abrir. Hasta siempre"
El primero de los durantes nos lo topamos sin esperarlo en absoluto.
Visitamos Tennessee a finales de Julio de 2008 y el tiempo era maravilloso. Bermudas con camiseta todos los días y disfrutando del sol en cada momento. Acabábamos de visitar la destilería de Jack Daniels en
Lynchburg y habíamos decidido parar a dormir en Lafayetteville cuando de repente el tiempo cambió.
Parecía una simple tormenta de verano pero al fondo se veía como una mancha que bajaba en forma de
cono hacia el suelo.
El cielo se cubrió de nubes negras y empezó a
llover a mares. Decidimos meternos en el primer motel que vimos y esperar.
Nos registramos, entramos en la habitación y encendimos la tele. Buscábamos el socorrido The Weather Channel pero no hizo falta. En el primer canal que apareció anunciaban el
Tornado Warning. Finalmente no fue demasiado potente y no provoco apenas ningún daño pero para nosotros el susto fue grande.
El segundo de los durantes fue también en los USA en Octubre del 2012.
Decidimos visitar Nueva Inlglaterra aprovechando la caída de la hoja y así disfrutar de los paisajes que ofrece el Otoño en el norte de la costa Este de los EEUU.
Queríamos aprovechar y visitar New Hampshire, Vermont y Massachusets. Dedicamos las primeras dos semanas a los bosques y montañas del interior dejando la ultima para conocer la costa y bajar hasta Cape Cod.
Habíamos leído que era un destino que muchísima gente elegía para pasar el verano por lo ideal de sus playas y sus idílicos pueblos. Estábamos fuera de temporada así que pensamos que podríamos disfrutarlo sin estar avasallados por hordas de turistas. Y la verdad es que no vimos demasiados turistas. Mas bien ninguno.
Sin haber llegado a la zona empezamos a leer sobre el
Frankenstorm, sobrenombre que la prensa americana puso al huracán Sandy
Aun sabiendo lo que nos podíamos encontrar decidimos mantener nuestra idea y al menos intentar acercarnos a la bahía de Cape Cod.
No es algo de lo que presumir, pero inevitablemente me atraen estos fenómenos naturales por muy destructivos que sean. No puedo mas que admirar cuando la naturaleza se muestra dejándonos claro que ante ella somos la nada mas insignificante y que por muchas barreras que pongamos, ella solo tiene que subir lo suficiente la marcha hasta que las derriba. Mas rápido o mas lento, antes o después, esta vez o la siguiente. Pero las derriba.
No es que viéramos el corazón de la tormenta, pero si lo que nos encontramos cuando llegamos a
Barnstable, MA eran solo un ápice de lo que fue Sandy, no puedo imaginar lo que debió ser haber estado en la costa de New Jersey donde golpeo con toda su fuerza.
Dormir tampoco fue fácil, algunos moteles estaban cerrados, otros
llenos con trabajadores que ya se agolpaban en la zona para intentar reparar lo que destrozaba a su paso la tormenta y otros sufrían de cortes de corriente continuos.
Muchos
comercios ni intentaban abrir al publico y se limitaban a cubrir puertas y ventanas con maderas para prevenir los destrozos.
Las radios y televisiones recomendaban no circular por las carreteras a no ser que fuera necesario así que resultó curioso conducir por carreteras vacías que cruzaban pueblos cerrados mientras el viento y la lluvia azotaba desde todas las direcciones.
El único punto en donde se veían
aglomeraciones era en la costa donde los curiosos valientes e inconscientes nos reuníamos a ver la fuerza del viento y las olas que golpeaban contra la costa junto con los reporteros que se dedicaban a cubrir la tormenta.
No pudimos visitar la península completa,
el acceso a ciertas partes estaba cortado ya que e
l agua cubría las carreteras y amenazaba con llevarse todo lo que estuviera al borde del mar,
casas incluidas.
Tras un par de días decidimos que ya habíamos tenido demasiada tormenta y nos fuimos dejando atrás un espectáculo muy similar al que habíamos visto años antes en la costa de Florida.
Sabiendo que pasaría tiempo hasta que la zona recuperara la normalidad.
Sabiendo que habría negocios y familias que no se recuperarían.