ROJO KENNICOTT, ALASKA




Round-trip por Alaska, gente estupenda, paisajes maravillosos y situaciones increíbles.

Pero siempre hay cosas que se te quedan grabadas a fuego.
Una de ellas es Kennicott:



La carretera para acceder es dura, larga (62 mi a una velocidad máxima de 35mi/h) y con gravilla, pero tiene un par de highlihts, como el puente Kuskulana (85m) sobre el rio Kuskulana y un viejo puente de madera que solo de verlo nos hace temblar.




La vegetación es muy frondosa y no deja disfrutar de todo el paisaje, ya que estamos en lo profundo del corazón del parque nacional y reserva Wrangell- St.Elias, el más grande de Estados Unidos.

Llegamos al Visitor Centre y nos dicen que debemos dejar allí mismo el coche y cruzar el footbridge, tal y como su nombre indica, a pie.


El coste del autobús y el parking es de 25$.

Al otro lado del puente son recoge un shuttle que tras cruzar McArthy, pueblo bohemio con una población estable de menos de cincuenta personas, nos lleva unos 5 mi montaña arriba hasta Kennicott.

El B&B esta genial, es un estudio de unos 45m2 con unas vistas magnificas, lo que hace tiempo fue el glaciar Kennicott.
La señora que nos lo enseña es maja pero un poco extraña, y nos dice que el desayuno nos lo tenemos que hacer nosotros, pues vale!






Es tarde y estamos cansados, pero aún y todo salimos a dar un paseo para tener una idea de cómo es el pueblo. Pequeño, pero bonito.

Aunque en 1980 Kennicott se convierte en destino turístico, todavía hoy es considerada una ciudad fantasma.

A la mañana siguiente, vamos a ver el Ghost Town Tour (aprox.50$) y nos buscan como compañeros a una pareja de jubiletas de Ohio.


El tour de dos horas y media, con casco de minero incluido, y en este caso es necesario, consiste en un paseo explicativo por el interior de los edificios (el molino, los barracones, un deposito de trenes, las cabañas de los trabajadores y la planta generadora de energía) que albergaron el prospero negocio de las minas de cobre, su auge y caída, su explotación, de cómo consiguieron llevar el tren, de la vida de los mineros y sus familias, y como cuando ya dejó de ser rentable el 11 de Noviembre de 1938, se fueron todos en el último tren, dejando atrás todo ya que era más costoso trasladarlo que su propio valor.






Es increíble que después de tantos años y del clima extremo de la zona, o igual es debido a ello, esté todo tan bien conservado, además el que esté lejos de cualquier otro pueblo ha evitado los saqueos, por lo que vemos mobiliario, herramientas, utensilios, libros de contabilidad,… Eso sí, también gracias a la labor de restauración del servicio de parques naturales.

Nos comentan que el color de todos los edificios del pueblo, un rojo característico muy bonito, se denomina rojo Kennicott.  ¿El motivo por el que fue elegido? Por ser el mas barato. Hoy en día es un color muy demandado en todo USA.















Una última explicación, y no por ello menos interesante, es el hecho de que McArthy, el pueblo vecino, surgió como sitio para el esparcimiento y diversión de los mineros con vino, mujeres y canciones en cantinas, restaurantes, hoteles y salas de billar, ya que en Kennicott no estaban permitidas las apuestas ni la bebida.

Posteriormente hacemos un trail por el sendero Old Mail un camino ascendente de 4 mi por la ladera de la montaña hasta las ruinas de un lugar donde el mineral se cargaba en carros especiales y se bajaba hasta el molino en tranvía.



Comemos en el Kennicott Glacier Lodge (www.kennicottlodge.com) que es menos lujoso y más barato de los que esperábamos.

Se acabó lo que se daba, corta estancia pero intensa. Un bonito recuerdo.


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