El primer tramo es una curva detrás de otra, mientras bajas desde el acceso al Monte Wellington, la zona tiene bastantes viñedos, granjas con peras y manzanas ( primera y supongo que ultima vez en mi vida que veré una maquina de Vending que en vez de tabaco o latas tiene peras y manzanas ).
El primer pueblo importante que cruzas es Huonville, que da nombre a la península Es el mas grande del recorrido pero no tiene nada de especial.
El siguiente pueblo importante que cruzas es Cygnet, y aquí parece que todo el mundo se ha esmerado en hacer de la calle principal un sitio encantador: las iglesias pequeñas pero perfectamente cuidadas, los baños publicos pintados con murales, hasta los bares están decorados con un gusto exquisito.
Valga como ejemplo el café donde tomamos un trozo de tarta, la chica que nos recibió, tenia una copa de vino blanco en la mano, en cualquier otro sitio seria inapropiado, pero en ese bar con sillones y chimenea encendida, le daba un toque hogareño y encantador. Los carteles del tablón de anuncios del café anunciaban proyecciones de películas en el ayuntamiento, clases de Yoga, Pilates y Tai-Chi, un gato perdido, y un festival de Jazz para mas adelante. Sorprendente para un pueblo de no mas de 1000 habitantes.
Y Cygnet, es solo el punto de partida para un recorrido de unos 80 kilometros hasta Hobart, la carretera bordea y de verdad primero el río Huon y luego el gran canal que separa la península de Bruny Island, el agua en muchos puntos esta a ras con la carretera, quizás apenas unos centímetros por debajo, supongo que las mareas no subirán porque sino tendrían que cambiar los coches por barcas.
Se puede parar cada minuto, hay espacio para ello cada kilometro, y motivo, ya que las vistas son perfectas, con el agua de un azul intenso y al fondo la isla apareciendo entre la bruma. La orilla esta continuamente entrando y saliendo hacia el agua formando pequeños fiordos, los arboles aguantan en equilibrio sobre la linea que separa la tierra del agua. Un precioso recorrido denominado con justicia Scenic View.
Y para rematar este idílico camino tenemos Taroona, un pueblo que ha aprovechado una vía abandonada para instalar un tren, y en cada vagón montar una tienda: una librería con libros de segunda mano, una tienda de ropa vintage, una barberia o una pastelería especializada en Pancakes, todo muy coqueto.
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